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Desde 1893 hasta el final de su vida, la cuestión del individualismo de las sociedades modernas no dejó de interesar a Durkheim. Ya en La división del trabajo social, hace la observación de que el auge del individualismo, al romper las estructuras del mundo tradicional, ha conducido a una profunda crisis social que él interpreta sobre todo como una crisis moral. A partir de entonces, deberá replantear las condiciones de un consenso renovado y adaptado a la dinámica de la modernidad. En este estudio, mostraremos que la respuesta de Durkheim a esta crisis de las sociedades modernas no fue, sin embargo, unívoca. Si en 1893 pensaba que podía basar la cohesión social en la solidaridad funcional ligada a la división del trabajo, era un modelo completamente diferente el que propondría a partir de 1898 y de su famoso texto sobre «Individualismo e Intelectuales». Este artículo busca poner de manifiesto la lógica de estos dos modelos mostrando que sólo a partir de una reflexión sobre la doble naturaleza del individualismo moderno Durkheim encontrará la base para una nueva y auténtica solidaridad.