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Como en los tratamientos individuales, la cuestión del final de una psicoterapia de grupo, sobre todo en grupos cerrados, se plantea todavía más ya que a causa de la multiplicidad de pacientes, la psicoterapia de grupo no pretende obtener los mismos resultados para cada miembro. Los autores eluden esta dificultad analizando la cantidad de mecanismos grupales a partir de la clínica de las últimas sesiones de un grupo cerrado de adolescentes en dificultad. Muestran que, además de los mecanismos psíquicos habituales frente al duelo (individualización, introyección, denegación, presencia-ausencia, creación de subgrupos…), el grupo, a partir de la regresión al protomental, vuelve a visitar el nacimiento de espacios internos y, por efectos de transmodalidad, asocia bajo expresiones variadas la sensorialidad, la motricidad, los afectos y las representaciones. Es la calidad y la flexibilidad de este trabajo psíquico que les parece un buen indicador del final del tratamiento.