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El trabajo clínico realizado con adolescentes para buscar cómo ayudarlos nos llevó a examinar las fuentes de su malestar socio-existencial y sus comportamientos en el archipiélago de Nueva Caledonia. Se propone debatir nuestra hipótesis sobre el dispositivo, que llamamos “Espacio trans-cultural intermediario” o etci, y su conducta. Hemos pensado y creado un grupo multigeneracional e intercultural para adolescentes violentos y delincuentes. A partir de la experiencia de uno de los jóvenes, consideramos que podemos argumentar que este llamado grupo experimental puede ser concebido como una matriz múltiple potencialmente humanizadora, por lo que cuestiona en cada uno, incluso a pesar de ella, lo que ha provocado una ruptura y ha dificultado la construcción de la experiencia de la continuidad del yo y del propio lugar en el relevo generacional.