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La clínica, generalmente identificada como una actividad médica, también está presente en otras profesiones. Las observaciones empíricas muestran que, en general, ni el personal de enfermería ni las personas con las que trabajan o los receptores de sus cuidados consideran su actividad de «acompañamiento del paciente» como una «práctica clínica». Sin embargo, desde la etapa de formación inicial, tanto la enseñanza como el aprendizaje se enfocan en la prestación de cuidados a la población. Las prácticas profesionales se centran esencialmente en la actividad clínica, con la adquisición y movilización de conocimientos producidos por diversas disciplinas, incluida la enfermería. Existen muchas formas de presentar la clínica, dependiendo del campo de estudio o de los objetivos previstos. Para una mejor comprensión de la práctica clínica de la enfermería, vista en su conjunto, nos centraremos en su finalidad, su lenguaje, sus fases y el contenido de cada una de sus etapas. La clarificación de la práctica clínica de la enfermería presenta un interés a la vez epistemológico y de utilidad social. Esta última porque permite uniformizar las modalidades de exposición de distintas situaciones presentes en la enfermería, dando visibilidad a las actividades de concepción y de la práctica de dicho ámbito. Este artículo tiene por objeto sentar las bases de una reflexión sobre un campo amplio y complejo. El hecho de explicitar la práctica clínica de la enfermería y considerarla como un todo constituye un cambio de perspectiva. Esto permite comprenderla como un conjunto y sus partes, situar cada elemento según su finalidad y función, realizar análisis críticos y contribuir al desarrollo de conocimientos. Si bien se comienza a comprender la práctica clínica de la enfermería y todo lo que conlleva, sobre todo en términos de estructuración y lenguaje, también constituye un reto para el ámbito de la enfermería.