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El nacimiento, el desarrollo, la maduración, el apogeo y el declive de una ciudad no pueden entenderse únicamente en términos de sus motivaciones históricas y sociales. Una ciudad es la aparición de la imagen compleja de un deseo constituido por el conjunto conflictivo de voluntades distintas, antagónicas y sincrónicas. Esta imagen total del deseo de una ciudad es una creación imaginaria que surge de miedos, alegrías, esperanzas y sueños. Estos sentimientos proyectan el manto de hormigón sobre el entorno natural. El cuerpo de una ciudad se extiende sobre la naturaleza y modifica este entorno por la fuerza de un deseo imaginario. La voluntad colectiva de la ciudad desplaza los antiguos centros urbanos a otras regiones que se convierten en el centro del deseo. Los antiguos centros no deseados se deterioran. La ciudad es entonces un conjunto de imágenes de deseos del presente y del pasado en perpetuo movimiento.