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Las experiencias amorosas modernas ofrecen interesantes perspectivas sobre la complejidad cognitiva, afectiva y biopsíquica de los seres humanos. Considerar el proceso de individuación en el desarrollo de la sociología demuestra, por un lado, las complejas tensiones que existen entre el individuo y la sociedad y, por otro, el papel central del cuerpo, los afectos y las sensaciones en la gestión de las posibilidades de subjetivación y objetivación de los individuos, los grupos y las instituciones sociales. En contraposición a las hipótesis liberales sobre el individuo como una máquina simplificada y separada, los estudios sobre la individuación ofrecen notables posibilidades para una sofisticada lectura inter y transdisciplinar de la sociedad contemporánea. Los estudios sobre el don y la reciprocidad son claves para explicar los fundamentos epistemológicos de esta individuación recíproca que resulta central para la refundación de las socialidades.