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Ya no nos atrevemos a hablar de un niño «discapacitado», sino de un niño «con discapacidad». Sin embargo, para reflejar la realidad interna de lo que vive el niño, quizá podríamos hablar de un niño «que padece un déficit o una enfermedad discapacitante», con el mayor respeto por lo que el niño es: sus necesidades, deseos, capacidades y recursos. El testimonio de una joven cantante autista nos muestra la fuerza de su desarrollo y el difícil camino de su aprendizaje.