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La nutrición humana es única en el sentido de que se encuentra en la encrucijada de los fenómenos culturales y los mecanismos biológicos. Está íntimamente asociada a complejos conjuntos de prácticas, representaciones y discursos más o menos normativos y prescriptivos, que cambian con los tiempos y las sociedades. Aunque comúnmente se perciben como casi «naturales», la comida para niños no es inmune a los hábitos culturales, las controversias ideológicas y los modelos sanitarios. Si observamos la forma en que se alimenta a los bebés en las distintas sociedades del mundo, podemos apartarnos de lo que con demasiada frecuencia se presenta, en las sociedades occidentales, como algo natural en términos de salud y un imperativo de salud pública. Además de una gran variedad de usos y expresiones, la antropología muestra los múltiples significados asociados a la alimentación de los bebés. También muestra que alimentar a un bebé remite a otras tantas formas de hacerle emerger como ser social. Por último, la antropología arroja luz sobre las numerosas cuestiones que están en juego en la forma de alimentar a los bebés en Occidente.