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Las rabietas de los bebés son inevitables; son una señal de que están haciendo valer sus necesidades, deseos y demandas, y son, por tanto, una fuente de autoafirmación y de aparición de su Yo. Sin embargo, es posible reflexionar sobre las condiciones que limitan las frustraciones para apoyar el largo y complejo proceso de aceptación de las normas sociales. Y poco a poco hacer experiencia del esperar, el compartir y el avanzar hacia la posibilidad de hacer sitio al otro para entrar en una «socialización secundaria».