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La ira de los niños pequeños se trata en cada cultura según la forma en que los adultos se representan la naturaleza de los bebés y sus necesidades. Ante lo que se interpreta como ira, la primera reacción es casi siempre comprobar que estén cubiertas las necesidades afectivas, alimentarias y de limpieza. Cuando la ira adopta formas inusuales, algunas culturas abren el campo de las teorías del mundo invisible, el de los espíritus y otras entidades, para actuar. Para los padres de culturas no occidentales, estas representaciones culturales se ven socavadas por la situación migratoria, ya que aún no han adquirido plenamente los modelos locales de comprensión de la ira de los bebés. Por eso es tan importante que los profesionales apoyen tanto los recursos culturales como las técnicas occidentales para gestionar la ira de los bebés, utilizando herramientas transculturales.