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Introducción: Brasil tiene una legislación que restringe la práctica del aborto. En el país, se trata de un importante problema de salud pública debido a la morbilidad, la mortalidad y las hospitalizaciones causadas por los abortos inseguros. En Brasil, las complicaciones relacionadas con los abortos inducidos y espontáneos se tratan en «salas de maternidad», donde se puede ejercer la violencia obstétrica. Objetivo del estudio: Analizar, a partir de datos etnográficos, las prácticas de las tecnologías biomédicas y su relación con la violencia ginecológica y obstétrica. Resultados: Se sistematizan tres prácticas principales con fines didácticos: el tratamiento de las complicaciones del aborto en la maternidad, la ecografía y el legrado. A pesar de la existencia de normas nacionales —resultado de los avances del movimiento sanitario y feminista brasileño— e internacionales, sigue habiendo resistencia institucional a la adopción de prácticas que prioricen el bienestar de las mujeres. Conclusiones: La forma en que se organiza y materializa el servicio y la adopción de ciertas prácticas y tecnologías (así como la omisión de otras) reproducen la violencia obstétrica. Las prácticas hospitalarias cotidianas no son inmunes a la moralización del aborto ni a las fuertes desigualdades de clase, raza y género que se extienden más allá del espacio institucional del hospital. El análisis nos permite entender que la práctica de las tecnologías biomédicas da forma y se configura de manera simbólica y situada y puede servir como instrumento para las prácticas de violencia personificada. Por último, es necesario revisar el modelo de atención posterior a un aborto.