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Numerosos profesionales de la salud han sido testigos en estos últimos años, que el número de consultas de adultos con el «burnout» ha subido considerablemente. Al mismo tiempo, estamos sorprendidos por su corta edad y por la llegada de estudiantes que parecen presentar los mismos síntomas que sus mayores: no están escolarizados, desmotivados, cansados, sin contacto social, desilusionados, indifierentes a todo, y frecuentemente con tendencias suicidas. Este artículo propone una mirada sistémica a este fenómeno a partir de una veintena de situaciones encontradas en nuestra consulta privada, para poder, en artículo posterior, basar intervenciones terapéuticas a partir de estos análisis.