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En 1983 y 1984, el gobierno Mauroy, que acababa de confirmar su apuesta por una política económica de austeridad, tuvo que hacer frente a una grave crisis de la industria francesa. Este artículo muestra la impotencia del gobierno a través del estudio de dos casos concretos (los despidos dentro de PSA y la génesis del plan de reestructuración de la industria pública de 1984). Este gobierno quiso promover la negociación social, pero sufre una fuerte derrota a manos de la dirección de Peugeot. Quiso evitar el conflicto social en el sector público, pero no pudo impedir una fuerte protesta en la industria siderúrgica de Lorena. Esta crisis industrial avivó las divisiones dentro de la izquierda, sin que ello condujera a una mejor definición ideológica.