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En mayo de 1951, en Bruselas, antiguos resistentes y deportados de los campos nazis, dirigidos por el intelectual francés David Rousset, organizaron un juicio sobre los campos de concentración soviéticos. Este artículo revisa este acontecimiento poco conocido y rastrea su génesis en un contexto marcado por la guerra fría cultural y por los asuntos Kravchenko y Rousset. También arroja luz sobre la particular forma de juicio adoptada por los antiguos deportados, que pretenden formar parte del Tribunal Especial de Núremberg, sin tener ninguna legitimidad jurídica internacional real. Las audiencias, dedicadas a los testimonios, anuncian la forma del juicio de Jerusalén de 1961 de Adolf Eichmann. Por último, el artículo se centra en la ausencia historiográfica de este acontecimiento, vinculada a su contexto así como a sus límites jurídicos.