Todeschini, Giacomo

Servidumbre y trabajo al final de la Edad Media - 2015.


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A través de su análisis de la falsa meritocracia como argumento utilizado por los economistas neoliberales para justificar las crecientes desigualdades económicas, Thomas Piketty solicita, en El capital en el siglo XXI, una reflexión de los historiadores sobre la representación de los empleados en el pensamiento económico, así como en las políticas administrativas de la época preindustrial en Occidente. Esta mirada a los que la tradición textual teológica, económica y gubernamental llamó «mercenarii», es decir, asalariados, revela que, a partir del siglo XIII, la Europa cristiana de las élites alfabetizadas interpretó el trabajo manual como un signo de una habilidad útil y al mismo tiempo social y políticamente devaluada. La antigua idea romana del salario como auctoramentum servitutis, prueba de servidumbre, reaparece de forma reelaborada al final de la Edad Media transformándose en un complejo discurso organizado por juristas, teólogos y autoridades locales sobre la incompetencia intelectual y la necesaria marginalidad política de los asalariados como trabajadores manuales. La idea de que el trabajo asalariado es signo de una condición de servidumbre y de falta de inteligencia caracterizó tanto las obras literarias como la racionalidad económica dominante representada por los primeros economistas «científicos» a principios de la era moderna.