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El artículo da cuenta del estudio, realizado mediante observación participante, tanto de las bambalinas como de las representaciones públicas de una campaña realizada por diferentes organizaciones del movimiento social entre 2001 y 2003 contra la «pena doble» (es decir, la expulsión de los delincuentes extranjeros tras cumplir su pena de prisión). Las bambalinas aparecen como el lugar de un doble trabajo de unificación de las reivindicaciones de un colectivo compuesto y de delimitación de la causa defendida. Son también un espacio de expresión de las divergencias entre organizaciones con reivindicaciones y estrategias distintas pero que saben, todas ellas, que su expresión pública constituiría un factor de vulnerabilidad. La representación de estas divergencias y el control de la expresión pública del colectivo surgen como elementos tan discretos como esenciales de la acción militante.