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Si la cuestión de la edad que tenemos y la que aún no tenemos nos acompaña a lo largo de nuestra vida como una identidad que se nos impone, es porque la temporalidad niega inmediatamente al yo su omnipotencia. El punto de vista del psicoanálisis, que profesa que el inconsciente ignora el paso del tiempo, subraya y explica por qué esta asignación de la identidad por el número de años se siente como una violencia.