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¿Estaba Montaigne desprovisto de todo sentimiento religioso, como piensa cierta doxa crítica? Esta no es la opinión de Alain Legros. Es cierto que los Ensayos, la obra deliberadamente profana donde Montaigne pone a prueba su juicio, no pretende exponer su piedad, pero aquí y allá encontramos indicios de un verdadero fervor, una gratitud por el don divino de la vida. En cuanto a su participación en la sociedad de su siglo, plagada de guerras civiles, se mantuvo en todo momento fiel a la Iglesia católica y al rey de Francia, por lo que se opuso a los protestantes, a los que consideraba doctrinarios y sediciosos (aunque eran más adversarios que enemigos), pero sin referirse a un principio de tolerancia.