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El niño en la edad de latencia, entre los cinco y los once años, después de la adquisición del lenguaje oral, entra en la escritura. La transición del oír al ver requiere la organización de una identidad narcisista suficientemente estable, un pensamiento metafórico y capacidad de simbolización. El niño, con su edad, instruido y educado por los adultos, tendrá que jugar con las imágenes de las letras del alfabeto y sus singulares habilidades sensomotrices para hacer palabras escritas y también escuchadas en la lectura. Estarán, entre la mirada, la escucha y la lectura, al servicio de un pensamiento habitado que hará memoria viva entre la narratividad y el relato. ¡Ese será el reto!