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Numerosos Estados han adoptado dispositivos de consulta para regular las transacciones de tierra ligadas a las inversiones agrícolas y así limitar la desposesión. A partir de observaciones y entrevistas en enclaves de inversión en Mozambique, este artículo estudia los mecanismos de violencia estructural y de engaño que forjan la obtención del consentimiento por parte de los habitantes. Las consultas comunitarias se revelan como un teatro marcado por fuertes asimetrías de poder y de conocimiento que permiten la (re)organización de los humanos y de las tierras en detrimento de los habitantes y en beneficio de los inversores. Este artículo contribuye, de esta manera, a situar las desposesiones en el largo plazo y a identificar una geografía de poder, exponiendo las espacialidades que este forma y en las cuales se basa.