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Los niños suelen aprender a ajustar sus despliegues emocionales y a entender los de los demás a través de la interacción social. En los niños con trastornos del espectro autista (TEA), este aprendizaje requiere un apoyo específico, que actualmente es el foco de interés particular de los investigadores y clínicos del desarrollo. La idea de una educación específica para los niños con TEA se está extendiendo rápidamente dentro de las prácticas parentales y profesionales. El propósito de este artículo es hacer un balance de la cuestión y destacar que la educación emocional del niño con trastornos del espectro autista no debe considerarse únicamente en términos de aprendizaje emocional, sino principalmente como un proceso interpersonal en el que influyen factores individuales, familiares y del entorno. Aquí argumentamos que la educación emocional efectiva se basa en la coconstrucción de habilidades de regulación emocional entre el niño, la familia y aquellos cercanos a él.