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Hay un aumento de enfermedades ambientales en todo el mundo y las fuentes de contaminación son múltiples: aire interior y exterior, alimentos, cosméticos, agua potable y de riego. Los disruptores endocrinos ambientales son una de las causas de las enfermedades crónicas, cuya incidencia va en aumento. Existen periodos de vulnerabilidad, sobre todo durante el embarazo, la infancia y la pubertad, en los que estas sustancias pueden modificar el funcionamiento y el establecimiento de importantes funciones, como el desarrollo cerebral, los distintos sistemas endocrinos, las gónadas y la regulación del tejido adiposo. Estudios recientes muestran una exposición generalizada de la población a los alteradores endocrinos, ya sean persistentes (que se acumulan con el tiempo) o no persistentes (pero con una exposición permanente). Sin embargo, la consideración de los disruptores endocrinos ambientales en la práctica clínica sigue siendo marginal, a pesar de que podría reducir el riesgo de enfermedades relacionadas con factores ambientales e influir positivamente en el curso natural de una enfermedad crónica diagnosticada. El objetivo de este artículo es aclarar los conceptos asociados al exposoma y enumerar los principales datos científicos que atestiguan los efectos de los disruptores endocrinos sobre la salud, con el fin de ofrecer perspectivas clínicas, educativas y de investigación.