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El 7 de marzo de 1976, la sesión del Tribunal Internacional de Crímenes contra las Mujeres celebrado en Bruselas fue interrumpida por un acto de protesta de lesbianas. Doscientas mujeres subieron al estrado para afirmar su sexualidad y reclamar su lugar en el movimiento feminista. Este acontecimiento arroja luz sobre la compleja relación entre los movimientos feministas y el lesbianismo en la década de 1970. Al analizar los métodos de acción y la recepción mediática de este acontecimiento, el artículo pone de relieve los retos que afrontaba en aquella época la comunidad lesbiana para hacer valer sus reivindicaciones ante los movimientos feministas. A pesar de las críticas en los medios de comunicación, las lesbianas recibieron el apoyo de las organizadoras del Tribunal, que subrayaron la importancia de esta protesta y reconocieron el valor de su acción política.