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Los momentos clave son regresiones predecibles del desarrollo, principalmente en las áreas del sueño, de la alimentación y de la autorregulación, que preceden a la aparición de nuevas capacidades de desarrollo. Estos momentos clave pueden ser desorganizadores para los niños y sus padres. Anticiparse a estas crisis puede ayudar a prevenir las reacciones exageradas de los padres, que pueden reforzar inadvertidamente los comportamientos regresivos y provocar desviaciones en el desarrollo. A los padres les tranquiliza que estos retrocesos y explosiones en el desarrollo sean previsibles. Estos nuevos conocimientos, combinados con una relación respetuosa y de apoyo con los profesionales de la salud pediátrica, ayudarán a los padres a sentirse menos solos y más seguros en ellos mismos. Cuando los padres y los profesionales saben qué esperar, la gestión de estos momentos clave por parte del niño puede considerarse no solo una fuente de estrés, sino también de satisfacción y estímulo para la familia. Los profesionales de la puericultura suelen estar formados para buscar los déficits y los padres lo sienten. Cuando estos profesionales empiezan concentrándose en los puntos fuertes del niño y de los padres, su apoyo parece ser más eficaz a la hora de ajustarse a las necesidades de la familia frente a los retos y oportunidades que presenta el desarrollo del niño.