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El concepto de «dificultades en el aprendizaje» se utilizó por primera vez en los Estados Unidos en 1963 y se inspiró en los modelos neuropsicológicos de la época. Estos modelos, derivados de observaciones de adultos con lesiones cerebrales focales, postulaban la existencia de un déficit modular: un déficit relativo a una habilidad específica en el contexto de un funcionamiento cognitivo y social por lo demás normal. Sin embargo, los problemas de los niños con dificultades en el aprendizaje tienen un origen de desarrollo y no en la expresión de una lesión cerebral. Sin embargo, los modelos más influyentes en la actualidad no reflejan los considerables progresos realizados en los últimos decenios en la psicología del desarrollo y la neurociencia cognitiva del desarrollo. Esto sugiere que la organización funcional modular del cerebro adulto es el producto de complejas interacciones entre los genes, el cerebro y las experiencias que ocurren a lo largo de la niñez y la adolescencia. Una perspectiva de desarrollo tiene diferentes registros de participación: 1. las dificultades en el aprendizaje se consideran una expresión de la interacción entre el niño y el entorno, y no simplemente un defecto neurológico del niño; 2. los trastornos de naturaleza evolutiva rara vez son de naturaleza modular: tienen efectos más diversos y extensos, en consonancia con nuestra comprensión actual de las redes neuronales funcionales; 3. las manifestaciones de las dificultades en el aprendizaje evolucionan con el tiempo y pueden entenderse a la luz de los fenómenos de «cascadas del desarrollo». Por lo tanto, en este artículo proponemos un marco teórico de desarrollo para comprender a los niños que tienen dificultades en la escuela y para satisfacer sus necesidades educativas y psicosociales.