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El artículo describe las opciones pioneras para vincular el estudio de la neuromotricidad y el estudio del desarrollo del lenguaje. Evelyne Soyez-Papiernik demostró el valor de la intervención logopédica temprana con niños que presentan signos de padecimiento neuromotor descritos por el examen de Amiel-Tison. Describió los vínculos entre el desarrollo neuromotor, las habilidades motoras funcionales y el desarrollo del lenguaje, desde el punto de vista de la adquisición de la oralidad alimentaria, así como aspectos de la comunicación no verbal y verbal. La idea central de este enfoque pionero es rodear el examen de neurología pediátrica de una evaluación interdisciplinaria a cargo de fisioterapeutas, osteópatas, psicólogos y logopedas. El artículo muestra lo valiosa que es para los logopedas una evaluación de este tipo, compartida por diferentes disciplinas, ya que les permite observar directamente las dificultades de tono postural y de equilibrio, de motricidad fina y de coordinación gestual, que se manifiestan —en términos de producción oral— como limitaciones en la movilización de los órganos fonatorios (lengua, labios, velo del paladar) y en la coordinación con la respiración de boca y nariz.